Tiempos mejores, Tiempos peores...

Tiempos mejores, Tiempos peores (leer completo)

Sin lugar a dudas, hay espectaculares y maravillosos lugares, enclavados en lo más profundo de nuestros pueblos ancestrales… maravillas pétreas, eternas, que se resisten titánicamente al paso del tiempo, hoy no tomados en cuenta ni mucho menos respetados, pero que en tiempos inmemorables, eran motivo de mucho respeto y veneración, estos son los Apus; deidades y celosos guardianes, protectores de todo su entorno; del hombre mismo; digo tiempos inmemorables, porque en esos tiempos, estos majestuosos apus, eran respetados y queridos por el hombre, eran parte de su vivencia, aclamados cada uno por su nombre, pues todos los Apus tienen un nombre, no un nombre cualquiera, nombres míticos y místicos, incluso hasta hoy indescifrables; estos celosos guardianes son los encargados de mantener en equilibrio perfecto el ciclo vital de la naturaleza de un determinado lugar y de su entorno; protegen de heladas, granizos y de cuanta irregularidad a los pueblos; de sus entrañas brotan el agua cristalina, formando hermosos riachuelos e imponentes ríos o también en sus pies se pueden apreciar formaciones magníficas de qotas (qochas o lagunas) o que en sus  faldas yacen verdorosos , tiernos humedales y bofedales, para el sustento del Apuq uywan (animales del Apu) y runaq uywan (animales del hombre)…; adverso a todo esto, los apus están siendo vilmente aniquilados, por hombres extraños, hombres a quienes no les interesa la vida, pues para ellos la naturaleza no tiene vida; vida para ellos es el poder de opresión y engaño, vida y dios para ellos es un papel acuñado a su manera, llamado dinero, toda esta vorágine ambiciosa hará que desaparecerán inmensos y grandiosos  colosos, que dieron vida de la buena y de abundancia a su entorno… siempre armonizando a runas, uywas con la misma madre tierra; no veremos más a esos gigantes guardianes a quienes aclamáramos alguna vez, con la kukamama en las rudas manitas, pero frágiles y temblorosas en su invocar,  o con un qero de chicha en las ásperas  pero nobles manos del runa que labra la tierra y pastorea con tanta pasividad y dedicación, su uywa amada, en el verdor y en el sin fin del campo, haciendo un ademan cariñoso de compartir con sus deditos  t’inkando a cuanto ve a su alrededor y a cuanto trae al presente desde su memoria, siempre humilde, siempre respetuoso, siempre temeroso a la vez; eso no habrá más, pues mueren con desgarrador dolor estos míticos y poderosos seres, adornados por la más preciosa flora y fauna; alguna vez se dice, tuvieron vida propia y salvaron a la humanidad de desolaciones y tribulaciones… hoy sus entrañas claramente se pueden ver… latentes de dolor… desgarrados por la frialdad y vileza del hombre moderno, ¿pero, qué moderno?, dígase del hombre cegado de ambición, del hombre saqueador, del hombre que dice y piensa que solo derrumba un cerro; ¡que mentira más grande!, cuando en verdad la devastación es mayor… no habrá salvación, pues con la muerte de estos titánicos apus se irá la vida de runas, de uywas y de toda la madre tierra, nuestro hogar; será una triste zahúrda, desoladora, un hogar destruido, serán tiempos en que, quienes fueron sus hijos respirarán y masticarán de la polución incontenible y por sus venas correrá sangre de plomo, tanto así que hasta el animu (alma)  pesará y manchada de impurezas , harán que olvidemos lo que es su brillo y albor, así el hombre errante y sediento, pues agua, solo ácida habrá; ha de vagar y en cajuelas de cemento ha de ser encasillado, en paupérrimas tiendas, engañados han de estar, cual reservaciones indias; han de ser aislados y manejados cual marionetas, así los sueños y la vida misma se desvanecerán  y cuando a la memoria venga aquellos tiempos  mejores… no habrá más una cima, teniendo solo que contemplar a nuestros pies la sima, al cual preferirán mil veces entrar antes que ser, un ser vivo exánime.

Por: Z@rhf...
Fotografía: Ruwaq Z@rhf...
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